A lo largo de los años, la leche y sus derivados han desempeñado un papel clave en nuestra alimentación. Sin embargo, en la última década, distintas modas y tendencias han puesto el enfoque de los consumidores en otras opciones, a menudo impulsados por recomendaciones sin una base científica clara. Las últimas investigaciones, sin embargo, permiten despejar algunas sombras relativas a estas cuestiones.

De nuevo, los lácteos, por su alto contenido en nutrientes, se sitúan en la posición base de una buena nutrición con una recomendación de consumo de entre tres y cinco al día, según edades y exigencia física de la persona. A su valor proteínico de altas cualidades se suma su riqueza en calcio y fósforo y una importante dosis de vitaminas. Ningún alimento por si solo tiene tantos nutrientes. Investigadores y nutricionistas coinciden en destacar que los beneficios de los lácteos no se limitan exclusivamente a su contenido de buenos nutrientes. Se han visto sus efectos positivos en la prevención sanitaria, concretamente referida a enfermedades cardiovasculares, oncológicas, metabólicas, odontológicas y óseas.

En el ámbito de la dieta, por ejemplo, el consumo regular de leche en la infancia y la adolescencia, constituye una buena herramienta en la lucha contra la obesidad y el sobrepeso infantil y juvenil. Recientes estudios muestran que la ingesta de proteínas lácteas mejora la saciedad y, por tanto, ayudan a reducir la sensación de apetito a corto plazo, de modo que se evita en muchos casos el consumo de otro tipo de alimentos poco aconsejables en una dieta saludable.

Hay también estudios concluyentes que muestran como la ingesta de proteína láctea puede ayudar no sólo a tener una mayor sensación de saciedad, sino que podemos estar ante una buena aliada para las personas a perder peso, especialmente reduciendo la grasa abdominal.

Su importante contenido en calcio hace de los lácteos, alimentos claves para nuestros sistema óseo y dental. Conocido es el papel del calcio en el desarrollo de nuestros huesos y en su mantenimiento, especialmente en el de la mujer, durante periodos como la menopausia. Pero también para nuestros dientes, ya que el bienestar de nuestra boca depende en parte de una correcta ingesta de calcio y proteínas que actúan fortaleciendo y protegiendo de agentes externos a nuestro sistema dental.

La leche y sus derivados líquidos juegan un papel esencial en el mantenimiento de las personas mayores, ya que este rico líquido blanco presenta altos niveles de un antioxidante natural llamado glutatión, cuyos beneficios para el cerebro de los adultos de mayor edad se ha constatado al evitar la evolución del estrés oxidativo.

En definitiva, los lácteos y sus derivados naturales, se mantienen como pieza fundamental de nuestra nutrición, ofreciendo además la posibilidad de ingerirlos en múltiples formas, ya sea como alimento en si mismo o como ingrediente para nuevas elaboraciones, cada vez más perfeccionadas y adaptadas a nuestras necesidades. 

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